Campeones

Solo quedaban cinco minutos para que terminara el partido. Almoguera llevaba el balón.
Le quedaba poco para llegar a portería.
Un jugador del otro equipo le metió la pierna y le robó el balón.

Quedaba cuatro minutos.

Yo con intentos fallidos intenté recuperar el balón que el jugador del equipo contrario le habia arrebatado a mi mejor amigo.

Tres minutos.

Lo intenté una vez más, con éxito.
Corrí hacia la portería con ganas, con todas mis fuerzas, con lo que me permitía las piernas.

Dos minutos.

Pensé en Ana, la chica que me había prometido estar conmigo aquella noche en la fiesta si yo ganaba.
Era realmente guapa, ¿cómo iba a dejar que me ganaran?

Un minuto.

Corrí lo más que pude con Ana en la cabeza, los jugadores contrarios intentaban arrebatarme el objeto que me llevaría a la
gloria.
Derecha, izquierda y por fin...
La grada entera enloqueció por mi gran gol.
Mi equipo se reunió en el centro del campo para intercambiarnos las camisetas, mientras que cantábamos : 'Campeones, campeones...'

Ana estaba mirando el partido desde las gradas. Le lancé un beso. Ana se ruborizó, se levanto y se fue. Supongo que se iría a
arreglar para mi.

El equipo contrario estaba que echaba chispas.

Juan, el número ocho de mi equipo, se aproximo a Carlos, el capitán del equipo contrario.
Estuvieron charlando un minuto cuando Carlos, le arremetió un puñetazo en el estomago.
Todos fuimos a defender a Juan, el equipo de Carlos no sabia con quien se había metido…





Al pasar el umbral del local donde se celebraba la fiesta, busqué a Ana. La encontré apoyada en una pared hablando con unas
cuantas chicas más.

Iba vestida con un traje ajustado, no, muy ajustado. Morado con lentejuelas. Sus labios parecían una fresa, demasiado rosa y
sus parpados negros, muy negros. Se había pasado demasiado. ¿Sus amigas habían sido tan crueles de no decirle como iba?

Me acerque a ella ignorando los susurros del resto de chicas que seguramente hablarían de mí. Cuando Ana notó mi presencia se despidió de sus amigas y se acercó hacía mí....

-¿Que tal estas?-dijo mientras me daba un suave beso en mi mejilla amoratada -Me han contado lo que sucedió al terminar el partido
-Me duele un poco la mejilla y el hombro derecho, pero nada grave. Nadie se mete con mis amigos estando yo delante.-
-Pero, ¿que le dijo Juan al otro para que le diera un puñetazo?-
-¡Nada! Bueno...que no servían ni para aguadores.-
Ana, pareció sorprendida. Carlos había llamado a Juan para decirle que la próxima vez no seria igual, y que su equipo
ganaría y Juan se defendió.

Antes de que pudiera decir nada más, le cogí la mano y me la lleve al centro del local, donde todo el mundo estaba bailando. Ana bailaba cada vez más pegada a mí, pero eso no me importaba lo más mínimo
No podía aguantar más, tenía la cara de Ana a pocos milímetros de la mía.

No dude en acercar mis labios a los suyos. Su pintalabios, puesto en exceso, sabia a Manzana. Que sabor más particular. Había
probado fresa, miel, naranja... pero manzana, nunca.

Abrí los ojos. Me hacia gracia ver la cara de ellas mientras las besabas, era caras realmente graciosas. Ana parecia un pez
globo.

Me separé de ella para reprimir las ganas de reír. Ana me miró tiernamente a los ojos. ¿Por que todas hacían eso? ¿Pretendian
que yo me enamorara de ellas?

-Daniel, yo....- le tapé la boca con otro beso.
¿Por que no se dejaban llevar y basta?

Me solté de ella. Ella estaba ahí parada, mirándome. Supongo que se sentiría afortunada por estar conmigo. Natural.
-Ana, me marcho. Es tarde, y estoy cansados.- le dije regalándole una de mis sonrisas.
-Claro el partido y eso.- dijo algo desilusionada.

Le dí un último beso y me marché.