Estaba acostumbrado a no desayunar en mi casa, sinceramente las tostadas que preparaba Almoguera eran únicas.
Los dos estábamos sentados en unas sillas de madera alrededor de una mesa donde abundaban todo tipo de mantequillas, mermeladas, zumos y cafés.
Típico desayuno americano.
Almoguera, que era mi mejor amigo desde que tenía uso de razón llevaba un delantal marrón el cual no contrastaba demasiado con su piel morena y su pelo castaño oscuro. Estaba terminando de prepararle el cola-cao a su hermana pequeña que no tardaría demasiado en levantarse. Su hermana solo tenía dos años menos que el, es decir, uno menos que yo, pero Almoguera la sobreprotegía
Siempre lo hacía cuando empezábamos hablar de chicas, tenía una habilidad sobrehumana
-Entonces, ¿qué pasó con Ana?- dijo mi amigo mientras se sentaba en la silla que estaba mi derecha y cogía una tostada
-Sencillamente, que me empezó a poner ojitos tiernos y me corto el royo. ¿Por qué se empeñan en querer algo serio? Yo solo quiero un rollo. Como en las pelis, una noche y para tu casa.-dije cansado.
-Deberías plantearte la opción de tener una relación estable.
-¿Para qué? ¿Para gastarme el capital de la gasolina en la moto porque tengo que ir a verla? A las novias, hay que darle mimitos y arrumacos. A los rollos, solo es gastarte el dinero de un mensaje, de cuatro toques, un helado y si te he visto, no me acuerdo.- expresé mi opinión.
Almoguera río
-Como quieras, no creo que sea el más indicado para decirte nada.-
Almoguera abrió la boca para replicarme pero en ese momento una aguda voz interrumpió nuestra conversación, como era habitual
-¿Interrumpo algo?-dijo una chica de pelo castaño y no demasiado alta
-Una conversación de adultos. Vete a la guarde que llegas tarde.- le dije mostrando mi amplia sonrisa.
-Pues lo siento, pero esta es mi casa. Y por cierto, sino recuerdo mal, este año estarás en la misma clase que yo, ¿verdad?-
-Lo sé, pero no quería estudiar para estar contigo Lola.- le lancé un beso.
-Dani, no te pases. Lola déjalo tú también, ¡parecéis niños pequeños!.-
-Bueno, pues a la guardería los dos.- me reí.
Lola me sacó la lengua imitando a un niño pequeño, gesto que yo imite
-¡Me retiró!, me va a dar un ataque de estrés como os aguante un solo segundo más! Lola
ahí tienes tu desayuno, voy al baño.-
¡Cobarde! No me dejes con tu amigo... ¡Oye!- Almoguera ya había subido las escaleras
-¿Qué pasa?- dijo Almoguera deteniéndose en seco
-Esta noche viene a dormir una amiga, te aviso para que no hagas nada ilegal.-
-Yo, ¿ilegal? Pero, ¿mañana no hay instituto?-
-Sí, pero tranquilo, no nos quedaremos hasta muy tarde.-
-Entonces vale, pregúntale a mamá de todas formas, papá no viene hasta el jueves de ese viaje de trabajo.-
Escuché los pasos de mi amigo mientras veía como Lola devoraba un trozo de pan, se parecía mucho a su hermano cuando comía.
-Bueno, ¿estás preparado para dar las mismas cosas que el curso pasado?- me preguntó la hermana de Almoguera. La chica me caía bien, pero tenía una gran habilidad para hacer daño. A conciencia.
-Sí. Haré lo mismo que el año pasado...- Lola iba a responder pero hablé yo antes... Pensar en ti. Tú eres el motivo de que yo suspenda.
-No funciona machote.-
-¡Encima!. Eres la única chica que me quita el sueño Lola. Deberías sentirte orgullosa.- Le dije con mirada de cordero degollado.
-Sigue sin funcionar. Te conozco demasiado como para caer en tus redes, además yo ya tengo novio.-
-¿Es bizco?- interpreté a una persona sorprendida
-No, está perfectamente, gracias por preocuparte- dijo mientras me miraba con rabia
Almoguera bajó a toda carrera por las escaleras.
-¿A que parece que es bizco, Daniel? - dijo casi sin aliento por la carrera.
-¿De verdad es bizco?
-¡Que no es bizco!- Lola se levantó sin terminar el desayuno y se marchó pegando un fuerte portazo a lo que seguramente sería su puerta
-Mujeres.- dijimos al unísono.
El desayuno de Almoguera me había dado bastantes fuerzas como para varios días. Estaba preparado para enfrentarme a un nuevo curso. Bueno, en realidad, como este curso no podía repetir, haría lo mismo del año pasado: rascarme el ombligo.
Al entrar en el instituto, se respiraba nerviosismo por parte de las caras nuevas.
En una de las puertas de las muchas clases que había, encontré a Lola, la hermana de Almoguera, hablando con una chica. Esa chica me sonaba, la había visto varias ocasiones con Lola por el instituto en años anteriores. Qué raro ¿Nunca me había fijado en ella? Conocía a todas las chicas del instituto ¿Por que a ella no? Me arrugué un poco la camisa, me bajé un poco los pantalones y me alboroté el pelo. Ella sería la próxima.
-Hola, chicas.- las saludé.
Hola.- dijo Lola, mirándome de arriba abajo algo extrañada.
La otra chica se limitó a inclinar la cabeza en son de saludo.
-¿Qué tal estáis preciosas?- les pregunté a las dos pero dirigiéndome a la chica.
Entonces Lola, que era de todo menos tonta, se dio cuenta del truco.
-Daniel ¡Ni se te ocurra! - cogió a su amiga y la metió en la clase.
¿Enserio creía que la podría proteger de mí? Ilusa.
Entre con decisión.
-Buenos días, Daniel.- me saludo Lucia con voz picarona.
Lucia, era una chica de la clase de Lola, que hace dos meses me lié con ella. Había sido de las pocas que se 'habían dejado llevar' por el momento.
-¿Que hay?
Busqué a Lola por toda la clase y la encontré con mi futuro objetivo. Lola hablaba con ella y me miraba por el rabillo del ojo.
Me fijé en la chica. Que extraño, a pesar de no tener nada destacable, era inmensamente guapa. Tenía los ojos oscuros, pero con un brillo especial. Eran muy hermosos. Su pelo, ni corto ni largo, era castaño. ¿Por qué era tan guapa? No tenía nada de especial.
Me acerqué a ellas.
-Por favor Daniel, ella no.- me suplicó Lola.
-¿Qué dices? No voy hacer nada.- me defendí.
-Lola, ¿qué está pasando?- preguntó la chica.
-Nada. Absolutamente nada. ¿Verdad Daniel? - me preguntó.
-No, nada. Se respira desconfianza en el aire....- dije inspirando fuerte
Lola me miró entrecerrando los ojos
-Claro que desconfió, y ahora ¿te importaría dejarnos solas?
-Lola, eres a la única a la que conozco ¿Quieres que me quede solo? - miré a todos lados de la clase. Por supuesto que no era la única a la que conocía. Conocía a la gran mayoría de las chicas de la clase de Lola.
-¡Ag!-gritó enfurecida- ¡Déjanos! Vete a liarte con alguien y déjanos en paz-.
Pensé un segundo en hacerle caso a Lola, luego pensé en la chica.
Sonó la campana.
Una profesora de pelo corto rojizo entró en el aula
-Silencio. Chicos callaos, con la campana ha empezado el nuevo curso.-
La clase se mantuvo en silencio, solo se oyeron un par de susurros.
-Ahora y para aprender mejor todos vuestros nombres quiero que os pongáis por orden de lista.-
Toda la clase estábamos de pie tal y donde habíamos estado charlando hace apenas unos minutos. Pensé un momento lo que dijo la profesora. Lucia García seria antes que yo por tanto y por regla de tres, Lucia García y Daniel González. Se sentarían juntos. Me sentaría con Lucia.
¿Y la amiga de Lola?
-Almoguera, Dolores, te sentaras con...Álvarez Rocío-
La profesora comenzó a nombrar a la gente
Apellido tras apellido esperaba pacientemente en el fondo de la clase a que mi nombre fuera mencionado, no podía dejar de pensar con quien se sentaría aquella chica.
-García, Lucía te sentaras con...-ahí estaba yo.- Gomila, Pablo
¿Qué?
-González Daniel… Vaya, vaya ¿Otra vez aquí Daniel? ¿No estarías mejor con tus compañeros en 4º?- me preguntó la profe a maldad.
Encogí los brazos. La verdad es que me daba igual.
-Pues usted va con…- miró la lista que llevaba entre las manos.- Con Guerrero Alejandra.
¿Quién era Alejandra Guerrero?
La chica que había estado con Lola me miró y me saludo.
¿Ella era Alejandra?